El comercio global de plantas amenaza la salud de los bosques

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Los investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible (iuFOR) Julio Díez Casero y Jorge Martín García, han publicado recientemente un interesante artículo en The Conversation sobre el incremento de las transacciones comerciales de plantas ornamentales y su incidencia en la notable expansión de plagas y enfermedades exóticas: "La globalización no solo ha provocado el movimiento de personas, sino de todo tipo de recursos. El comercio con animales, plantas, semillas, madera y sustrato conlleva un incremento exponencial de especies exóticas invasoras", apuntan los autores.

El artículo, disponible online aquí, señala también que la Unión Europea importa plantas por un valor cercano a 300 millones de euros anuales que provienen, principalmente, del este de África, Centroamérica y Asia. Además, la mayor parte de estas importaciones corresponden a plantas ornamentales de interior que simplemente tienen interés decorativo. Díez y Martín indican, a este respecto, que "su importancia económica comparada con otros productos forestales es testimonial. Este hecho debería hacer que nos replanteemos si el comercio de este tipo de material vegetal a nivel mundial es realmente necesario".

Entre otros datos, los autores hacen referencia a las plagas y enfermedades con mayor incidencia en los bosques españoles en los últimos años, y repasan algunas de las actuaciones emprendidas por diferentes países (de dentro y fuera de la UE) en materia de legislación fitosanitaria y otras regulaciones, que sin duda alguna, subrayan han de acompañar a la labor investigadora, ya que los importantes avances científicos de poco sirven "si la normativa desarrollada no es la idónea para establecer los oportunos controles aduaneros, con un especial énfasis en la regulación del comercio electrónico".

El artículo completo recoge otros datos de interés y cierra con una presentación de propuestas ya desarrolladas para buscar soluciones o, en otro caso, intentar revertir la situación y minimizar la introducción de especies patógenas invasivas, evitando en la medida de lo posible la importación de este tipo de plantas. "Si los consumidores tuvieran en cuenta estos problemas, transmitirían su preocupación a los productores y viveristas", añaden los autores.