Nuevos plásticos fabricados a partir de la madera
Investigadores del Departamento de Ingeniería Química y de Agroforestales de la Universidad de Huelva, en colaboración con el Instituto Tecnológico de Ciudad Madero (México) han desarrollado, en laboratorio, un nuevo plástico de base vegetal que incorpora un material obtenido de las plantas, la lignina, obtenido en el proceso de producción del papel. Este trabajo supone un paso más en la búsqueda de materias primas de origen natural que sustituyan al petróleo como fuente de recursos para fabricar productos industriales como los plásticos.
Los detalles de este trabajo se recogen en el artículo ‘Biorefinery of paulownia by autohydrolysis and soda-antrhaquinone delignification process. Characterization and application of lignin’, publicado en la revista Chemical Techonolgy and Biotechnology.
Múltiples aplicaciones de la lignina
La lignina es un polímero, que se encuentra en las células de las especies vegetales junto a otros dos componentes: la celulosa y la hemicelulosa. Debido a sus características emulsionantes, de elasticidad y viscosidad, la lignina puede sustituir a compuestos químicos derivados del petróleo en la fabricación de pegamentos, espesantes, grasas lubricantes o, incluso, jabones.
Junto a estas aplicaciones, los investigadores de la Universidad de Huelva han analizado su papel como reforzante de plásticos que proceden del petróleo. Es decir, en lugar de fabricar este material sólo con productos petroquímicos, han incorporado un porcentaje natural, la lignina que -a diferencia del crudo- es una fuente renovable de materia prima.
Los expertos han combinado la lignina con el ácido poliláctico, otro polímero en cuya producción se utilizan combustibles fósiles como el carbón o el gas natural. “En la actualidad, se están fabricando plásticos con ácido poliláctico puro. Nuestra idea era mezclar ambos componentes para comprobar si el material resultante podría utilizarse con la misma finalidad”, explica a la Fundación Descubre el investigador responsable de este proyecto, Juan Carlos García Domínguez, de la Universidad de Huelva, junto a la profesora mejicana Minerva Zamudio Aguilar.
Los ensayos demostraron que, añadiendo un 30 por ciento de lignina, se obtenía un plástico con características similares a las del fabricado íntegramente con ácido poliláctico. Entre estas propiedades destacan su elasticidad y su estabilidad térmica, es decir, su resistencia a la temperatura.